17 de diciembre de 2007

Fotografías

- Cómo extraño todas las noches que pasé contigo...

Se lo dije a su retrato, como suelo hacerlo cada vez que lo rescato del cesto de basura. Después del dolor inmenso, de la cruda mortal que me azota al terminar una jornada con mis tres amigos: Jack, Johnny y James, una vez más rescaté tu recuerdo de la trituradora. Por más que intenté no logré jamás olvidar la promesa de amor que alguna vez te juré en el umbral de tu hogar, en la que prometiste estar, aunque no de la manera que yo deseaba.

Como toda novela barata, todo termina con una boda. Acabo de regresar de ella, mi cabeza aún da vueltas, el cuarto no para de girar, y la sonrisa que sale de ese retrato no deja de maravillarme, tal cual como la primera vez. Incontables fueron las veces que yo creí que te había sacado de mi memoria, mas no dejabas de regresar; estando en los brazos de otras mujeres, todavía sentía que eran tus manos las que me exploraban. Aunque no me guste, peor aún, aunque lo niegue a veces, sigues siendo parte de mí.

Ayer le saqué una radiografía a mi corazón, justo después de que pediste mi final aprobación para darte el adiós definitivo: ese pequeño empuje que necesitabas para dar el sí eterno. Como siempre, te arrojé en los brazos de alguien más, y me quedé deseando que fueras la única estrella en mi cielo.

Finalmente te dejé ir, pero tu fotografía sigue estando en mi repisa...