19 de mayo de 2009

No lo puedo cambiar

Toda la vida me la he pasado pensando en cosas que puedo cambiar, en las que puedo controlar. Hay impulsos de la vida que gustaría poder aguantar, otros que ojalá hubieran sido no tan controlables. Dejarse llevar una vez, con eso habría sido suficiente.

Ahora que me retiro de ese lugar donde solíamos encontrarnos. Con toda esa livianez que ya siente mi corazón, es cuando pienso nuevamente en esas cosas que no puedo cambiar. Tal vez no puedo cambiar la noche por el día, ni quitar la lluvia y poner el sol. No puedo hacer que el lunes sea jueves, ni que te haya encontrado esa noche fabulosa. No puedo cambiar el color de tus ojos, ni el hecho de que te guste vestir de una manera u otra, las cosas que no puedo cambiar son las que más me dejan el sabor de boca que llevo en estos momentos.

Camino, no voy muy lejos. Saco un cigarrillo y antes de prenderlo pienso que eso es una cosa que puedo cambiar. Puedo cambiar mis hábitos, mi manera de hablar, incluso el lenguaje en el que más me expreso. Podría cambiar mis gustos, pues esos se han transformado al paso de los años. Puedo cambiar la manera en que me dirijo a tí, elegir nuevas palabras para expresarme. Quizá intentar algo nuevo, no estancarse. Ese cambio suele ser necesario. Prenderé el cigarrillo de todas maneras.

Me pedías que nada cambiara. Desde ese momento cambió. Esa frase hizo que se mitigara un poco mi temor, esa represión que tiene mi corazón desde hace muchos años de abrirse ante la persona a la que se le quiere entregar. No puedo cambiar tu decisión, quizá no en este momento. Tampoco puedo cambiar que mi corazón te deseé en cada momento que pienso en tí. Eso no cambiará. Puedo cambiarlo, pero no quiero. Si el corazón es valiente y la vida lo quiere, tendrá su recompensa.

Se acabó el cigarrillo, sigo caminando. No puedo cambiar que las cosas sigan su curso, no puedo cambiar vidas, puedo hacer una diferencia. Las palabras se quedan bastante grabadas en mi cabeza, siguen rondando por ahí. Otro cigarrillo, qué más da. No puedo cambiar la manera en que vivo mi vida, pero tal vez sí puedo cambiar lo que espero de ella. El camino se hace cada vez más corto, es hora de tomar una decisión. Son tantas las cosas que no puedo cambiar, y aunque pudiera, quizá no lo haría. No puedo cambiar la ciudad en la que nací, y no me gustaría, no puedo cambiar la época en la que nací, todo lo que ya pasé no lo puedo cambiar. Algo que sí puedo cambiar es lo que pasará adelante. El cambio ya suena repetitivo en mis líneas, y aún así sigo llegando al mismo punto. El cambio requiere decisión, y la decisión que tomé requiere espera. La espera será larga o será corta, eso no lo puedo cambiar, lo que sí puedo cambiar es la manera de escribir el final de esta historia.

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